Dolores Bolio: una literatura del pasado

Dolores Bolio: una literatura del pasado

Por Rebeca Rojas


Dolores Bolio Cantarell (1880-1970) nacida en Mérida, Yucatán. Novelista, poeta, narradora, traductora, crítica de arte y cronista, fue amoldada en la tradición decimonónica. Dominó el inglés y el francés gracias a sus estadías en ciudades de Estados Unidos y Europa. Colaboró en diarios y revistas nacionales bajo los seudónimos de Carmen Castillo y Luis Avellaneda.

A la edad de once años, en 1981 comenzó a reunir firmas, dedicatorias y recuerdos en un álbum que terminó en 1917, mostrando el cambio de siglo a través de sus páginas y el gusto por guardar recuerdos. El álbum cruza en silencio al margen del Porfiriato y de la Revolución. En él se encuentran poemas de escritores yucatecos como José Peón Conteras, Luis Rosado Vega y Antonio Mediz Bolio. La colección de cartas de Dolores Bolio contiene temas ligados a la vida cotidiana de la yucateca; por ejemplo, expresiones románticas de la época, exámenes de titulación, tratamiento de enfermedades, intrigas y chismes. La mayor parte se sitúa cronológicamente en 1902, muchos años antes de iniciar su trayectoria literaria, y gira en torno al enamoramiento con Manuel José Peón Aznar.

Sus primeros dos libros, publicados en 1917, dan a conocer a Dolores Bolio como una de las primeras escritoras del siglo XX en México. El primero, A tu oído, es una recopilación de poesía que le tomó cinco años. El segundo, Aroma tropical, publicado bajo el seudónimo de Luis Avellaneda, relata cuentos y leyendas. En 1919 publicó el poemario De intimidad. 

Su primera novela, Una hoja del pasado, data de 1918 y fue publicada en 1920. En un acto reflexivo de la recepción de su novela, a manera de  nota preliminar pide a su lector no “buscar a la mujer”. Esta novela, primordial en su obra, analiza la complejidad mestiza de la mujer decimonónica en paralelo a la figura de la emperatriz Carlota. Su protagonista Edelmira Gómez del Valle representa la conciencia crítica de la mujer de la clase alta, apresada en los estándares de finales del diecinueve. Edelmira resume el ideal de Dolores Bolio: una mujer con ideas propias, que discute en camino a la emancipación. 

Su segunda novela, Un solo amor. Confidencias de poeta fue publicada 17 años después de la primera. Poco después de su tercer libro de poesía, Yerbas de olor (1924), escribió En silencio (1936), poemario escrito entre 1916 y 1936. En una de sus estadías en París en 1922, concluyó la escritura de La Cruz del Maya, publicada en 1941. Dos años después publica Wilfredo el velloso. A mediados de 1944 publicó Luciérnagas, que cuenta con estudios de propuestas estéticas y acontecimientos importantes en la vida literaria de las mujeres entre 1930 a 1940 en México. En uno  de los textos del libro ¡Al fin!, se percibe la despedida de Dolores de la escritura. Su último libro fue Mamá grande cuenta que (1944), consta de cuentos, poesías y memorias. 

Murió en 1950 en la Ciudad de México. Su obra es significativa en la historia literaria y cultural de México. En la actualidad Dolores Bolio es considerada una de las escritoras más importantes de la primera mitad del siglo XX por su representación de la conciencia femenina, intelecto y sexualidad, siendo una transgresora de su clase social y de su época. 


Bibliografía

Peña, J. (2019). Nueve testimonios documentales de Dolores Bolio. Antrópica. Revista de Ciencias Sociales y Humanidades, 5(9), 183-195. 

Domenella, A. y Pasternac, N. (1997). Las voces olvidadas: antología crítica de narradoras mexicanas nacidas en el siglo XIX. El Colegio de México. 


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