La ensayista, traductora, reseñista, periodista y poeta mexicana Isabel Fraire (1934-2015), ha dejado una huella indeleble en las letras mexicanas. Si bien es importantísima por su originalidad, ha sido inmerecidamente olvidada por las editoriales y, por ende, por los lectores. Decía René Avilés Fabila “La voz de Isabel es poética, y a pesar de su éxito internacional, apenas la leemos en el país”. (Quijas, 2009).
De imaginarios lingüísticos colonizados
La lengua es, y aquí acudo a una metáfora, materia viva. Y es imposible que se mantenga estática: el uso de la lengua por sus hablantes, en sus muy diferentes contextos y propósitos, es lo que la mantiene vitalizada y en constante renovación. Podemos decir así que la lengua es un patrimonio cultural que se transmite y al mismo tiempo re-construye de generación en generación.
“La 2000”
Fernanda se dio la vuelta, buscando el origen de esa voz, infantil y débil que rebotaba a su alrededor. “Llegó otra” La misma voz dijo con pesar.
Relato. “La Macro”
Cada 31, Ana siempre siente ese cosquilleo detrás del cuello. No es miedo, lo que pasa es que la plaza entera se sume en un silencio tenebroso, y puede convertirse verdaderamente en un sitio aterrador cuando no hay gente.
Relato. “Parque de la Amistad”
Esa fue la última vez que Sofía vio a Lorena. La noticia de su desaparición corrió como pólvora en la colonia. Fue un golpe doloroso para todas, Sofía incluida.
Relato. “Parque Morelos”
“¡Oigan!’’ Les gritó, su voz hizo un eco múltiple. “¿Todavía tienen mi paleta?” En su inocencia, Paula pensó que estaban jugando con ella, como siempre.
Relato. “Secundaria No. 33”
Desgraciadamente, las últimas horas, de los martes y viernes, eran con el profesor de Química, en uno de los salones más alejados, el horario de invierno no se veía tan atractivo ahora, nada lo era con el profesor de química cerca.
Relato. “Primaria Antonini Casaré”
“Oye, ¿Si escuchaste lo que dijo Héctor?”
“¿Qué dijo?” preguntó Ceci.
“Sí, sí escuché, pero quién sabe si sea cierto, siempre dice un montón de cosas, como la otra vez que dijo que volaba”.
Relato. “Lote No. 352”
Esa casa ya estaba ahí cuando llegaron. Tal vez con menos polvo y basura a su alrededor, pero igual de abandonada y lúgubre. Maricruz recuerda de niña jugar ahí con el resto de los vecinos de la cuadra, porque era el único lugar donde podían jugar a lo que fuera sin importar que pasaran carros.
Relato. “La Cueva del Diablo”
Se dice que en la punta del cerro yacía una cueva, oscura y abandonada, la cueva no importa tanto sino lo qué pasó ahí. Se dice que alguien alguna vez encontró un vestido blanco y unos zapatos verdes claros, ¿O eran unos zapatos blancos y un vestido verde claro?