Por Gaby Montalvo
Lo que yo quería era su vida. Quería que las palabras hicieran lo único que no pueden hacer y lo único que vale la pena pedirles: que la hicieran caminar otra vez por estas calles.
Cristina Rivera Garza, Agujeros luminosos, invierno 2014.
Viajera, historiadora, escritora y catedrática mexicana. Cristina Rivera Garza nació en octubre de 1964 en Matamoros, Tamaulipas. Desde muy pequeña ha tenido una vida errante al cambiar de hogar constantemente debido al empleo de su padre y después por elección propia. No obstante, no solo llegó a distintos territorios geográficos, también conoció nuevos universos gracias a la lectura, pues creció rodeada de todo tipo de libros que la llevaron a ver a la escritura como algo cercano.
Al realizar su tesis de doctorado, Rivera Garza comenzó a visitar los archivos del manicomio de la Ciudad de México, La Castañeda, donde encontraría una serie de fotografías, expedientes médicos y las páginas del diario de una interna, Modesta B. Estos hallazgos tan fascinantes para ella, la llevaron a realizar una investigación más profunda acerca de las internas en La Castañeda, y de esta forma nació su tesis, un libro acerca del manicomio y la novela de 1999, Nadie me verá llorar, obra que le otorgaría su primer Premio Sor Juana Inés de la Cruz por mejor novela.
Rivera Garza en Nadie me verá llorar (1999), reúne los hallazgos antes mencionados para contar una historia sobre la libertad, la locura y el encierro en los manicomios. Lugares creados en un inicio para aislar a aquellos individuos que aparentemente no aportaban nada a la sociedad o la perjudicaban como las personas que han caído en la locura, las calles, la prostitución, u otras que eran consideradas como una carga en aquella época. La novela gira en torno a cómo es que las personas se relacionan con la locura, ya sea que ellos mismos se vuelvan locos o sean cercanos a estos. Nadie me verá llorar (1999) sigue a Joaquín Buitrago, un fotógrafo adicto a la morfina y a Matilda Burgos, personaje con el que Rivera Garza pretende darle una voz a la enigmática interna de La Castañeda, Modesta, al retratar con Matilda parte de su historia como prostituta e interna en un manicomio.
Como menciona Sánchez-Blake (2016), la obra utiliza a la locura como un medio para presentar los métodos de control utilizados por las autoridades. Sin embargo, hace más que retratar los hechos históricos ocurridos durante la época en la que se desarrolla la novela, la Revolución Mexicana. Esta obra muestra desde la perspectiva de las personas marginadas la historia de principios del Siglo XX en el país, decide que la visión central será la aquellos que viven todo lo relacionado con la revolución desde una dimensión distante, la de la locura. Cristina Rivera Garza le da una voz a las personas que vivieron en aislamiento, en su obra logra que estos puedan volver a caminar por las calles de la Ciudad de México para contar su historia, sus memorias. 
Bibliografía
Garza, C. R. (2013). Nadie me verá llorar. Tusquets México.
Rivera G. C. (2010). La Castañeda: Narrativas dolientes desde el manicomio general, México, 1910-1930. Tusquets. México.
Sánchez-Blake E. (10 de julio de 2016). Cristina Rivera Garza y su forma de narrar la locura. Poetas y escritores Miami. Recuperado de: http://poetasyescritoresmiami.com/cristina-rivera-garza-y-su-forma-de-narrar-la-locura/
Gaby Montalvo
Gaby Montalvo. Estudiante de la licenciatura en Lengua y Literatura Hispanoamericana en la Universidad Autónoma de Baja California. Disfruta tejer todo tipo de historias, con agujas, acrílicos, palabras o arcilla. Ha formado parte del comité de organización del Tercer Encuentro Fronterizo de Estudiantes de Lengua y Literatura, y ha participado en el encuentro internacional de escritores, Tiempo de Literatura.
La Lengua de Sor Juana es una revista bimestral del Centro de Posgrado y Estudios Sor Juana ©. Av. Las Palmas 4394, Las Palmas, 22106 Tijuana.