La corporalidad detrás de las sombras: Entrevista a Iliana Hernández Partida

La corporalidad detrás de las sombras: Entrevista a Iliana Hernández Partida

Por Lizbeth Lara


La antología Sombras parientes ha sido el punto de encuentro para autores, docentes y apasionados por la cultura escrita. Recién publicado, este libro contiene los cuentos de 19 estudiantes, tanto de los talleres de Cuento como de la clase de Creación Literaria en el Centro de Posgrado y Estudios Sor Juana. En la obra exploran temas como la cotidianidad y la diversidad, que muy pocas veces nos detenemos a observar. Entre el alumnado se encuentra la traductora, docente y artista, Iliana Hernández Partida, quien el 25 de agosto pasado concedió una entrevista a Gaby Montalvo y Andrea Alcántar. Aquí se resume la exploración de las sombras detrás de sus textos.

A: ¿Cómo surgió su proceso de selección de obras?

Realmente no lo pensé mucho. Me decidí por estos cuentos que son muy diferentes entre sí porque me interesa explorar las partes oscuras del ser humano; indagan sin juzgar en la maldad, en la perversión y en los aspectos que nos componen, ojalá que todos fuéramos totalmente buenos pero no es así. Tuve y tengo todavía esa curiosidad de seguir adentrándome en el tema. Además, yo no lo sabía muy profundamente, pero no se escribe tanto cuento en Baja California. Hay muchos y muchas poetas, sin embargo, en la cuestión del cuento, y más, meternos a temas escabrosos, no hay tanta producción. Entonces, esta también fue una manera de experimentar otro tipo de ambientes dentro de la literatura.

G: Cada autora aborda de forma distinta la página en blanco, ¿cómo la enfrenta usted?

La enfrento trabajando. No creo en ninguna cuestión de inspiración. Debes hacerte cargo, sentarte y empezar a escribir, aunque sea una frase de “No puedo escribir, no tengo ganas”, “No se me ocurre nada”. Siempre hay detonadores. En mi caso yo no planeo la escritura, hay siempre un motivo muy general, hay un motivo dentro de una bruma y esa es mi misión: sentarme y empezar a escribir, a hacer un bosquejo y luego pulir ese texto. Pero, de primera instancia, obligarte a ti mismo a escribir porque es la única manera en que vas equivocándote, que vas teniendo aciertos. No hay una inspiración que te dure 24/7, entonces debes tener la disciplina de escribir todos los días, ya sea un diario, alguna nota en tu cuaderno, pero hay que tener disciplina.

G: Elma Correa menciona también en la antología que no cree en la inspiración sino en el trabajo de los autores y los editores. ¿No creyó en lo de “la inspiración” desde que comenzó a escribir? ¿O fue algo que fue surgiendo poco a poco?

No, nunca he creído en la inspiración. Creo en observar alrededor de mí, observarme y observar a los demás. Qué historias están sucediendo y cómo puedo detenerlas en un instante y plasmarlas. Recrearlas también, esa es la magia de la literatura; sublimar un evento. Los eventos que están en los cuentos los puedes describir en dos, tres palabras, pero hay que crear el ambiente, la tensión, hay que aventarse con todo. Es como un peñasco en el que te tienes que arrojar por medio de las palabras y saber que va a ser doloroso, pero al mismo tiempo te va a dar mucha satisfacción. Eso nos da la literatura, un lapso en el que el tiempo no existe; es una caída, es un disfrute y hay una creación, logras algo.

A: ¿Podría contarnos cuál fue su proceso creativo para los cuentos que integran Sombras parientes?

Sí. Hay un cuento que se llama Llenarte la boca de amor y es a partir de la observación de los cuerpos; esos que llegan a desbordarse, que llegan a contener tanto que caen en una obesidad mórbida. A mí me causa mucha curiosidad y asombro. No juzgo estos cuerpos, pero me pongo a pensar cómo se vive desde ese punto, cómo se vive en un cuerpo así y qué es lo que sucede. Yo lo llevo al extremo, con una mujer que está tan obsesionada con este hombre que se la pasa alimentándolo y lo tiene encadenado a la cama. Es una especie de fascinación de saber qué hay detrás, no solamente de un cuerpo que sea mórbido, sino de todos, de nosotros. Cómo nos conducimos dentro él, qué hacemos con el cuerpo, cómo lo dejamos sentir, hablar, moverse; cómo nos relacionamos con otros, qué poder ejercemos sobre ellos. Me parece que puede ser un tema enorme, pero yo capturo solamente un instante en esta historia.

Luego está el cuento La lectora de cuerpos, también está relacionado con el cuerpo, y es una mujer que observa. No hay mucha ciencia detrás, es solo una mujer que los examina y puede predecir cuáles son las características de ánimo, de carácter; incluso ve el pasado y futuro de esa persona. Hace sus lecturas y acuden con ella a que los lean, pero va a tener un destino fatal por dedicarse a esta observación.

El último también se relaciona con el cuerpo, ese sería el hilo conductor. Se llama Sin rostro. Es un instante que a mí me desgarró mucho: la historia de los estudiantes de Ayotzinapa. Es el momento en que Julio Mondragón está huyendo para escapar de estos asesinos y cae. Será cuestión de unos segundos en el cuento donde sucede y los otros ya no son cuerpos; los que son malvados, los que no tienen consciencia, no son seres humanos. Menciono que son cerdos y quieren apropiarse del rostro de Julio. Es la crueldad que ejercen unos sobre los otros y hasta dónde llega una aberración, pero no solamente quitar la vida, sino torturar a partir del cuerpo.

G: Encontramos que uno de los principales temas que explora es la violencia, ¿por qué decidió explorar esta temática y cómo fue el tratamiento para cada uno de los cuentos?

Me interesan esas potencias violentas que nos acompañan todos los días. Sería inútil cerrar los ojos al hecho violento que es evidente: desde el tráfico, alguien que se te atraviesa, cuando estás haciendo fila, el coraje que te da cuando alguien no trae cubrebocas o alguien que tose y se lo baja, hasta lo más mínimo; esos detonantes que a lo mejor te pueden sacar de tus casillas se pueden proyectar en otras personas a niveles increíbles. Me interesa no como una manera de festejarla o de plasmarla nada más porque sí, sino porque de eso estamos hechos y a veces no nos damos cuenta. O queremos negar esa parte y tengo curiosidad por saber cómo la aceptamos cada uno de nosotros; qué tipo de violencias o agresiones nos habitan y cómo podemos pararlos, cuál es el punto en el que ya no podemos detenernos y de qué hace falta hablar o qué hace falta transmitir para que suavicemos todos esos impulsos.

A: Los textos fueron convocados en el año 2020, el año donde comenzó la pandemia. ¿Esta situación influyó de alguna manera en su escritura? ¿O ha influido actualmente?

No, son temas que hace mucho tiempo he estado indagando. Durante la pandemia empecé a escribir un diario, un diario que tiene que ver con el registro del mundo cotidiano: de la manzana, la cocina, la taza de café, del ladrido de los perros, de los árboles, del eco de los pasos de la gente por la calle, qué era el cubrebocas, qué significaba; la libertad, la nostalgia, a qué nos somete el encierro. Para mí, la pandemia ha sido un espacio de reflexión y de encuentro de otras maneras con los demás, a través de los medios electrónicos, por ejemplo. Es un tiempo difícil, no sabemos todavía a dónde vamos en este sentido y también lo comenté con mis alumnos, hay que registrar este tiempo, hay que contarles a los demás cómo lo vivimos, qué era lo que soñábamos, a qué le teníamos miedo. Creo que la pandemia nos ha suavizado un poco. Obviamente hay violencias internas dentro de los hogares, eso también se ha visto muchísimo. Hay tanto estrés, sin embargo considero que lo podemos combatir a partir de la escritura, reflejar ahí la tensión, pero también contarnos a nosotros otra historia del encierro.

G: En el apartado “Desde el cuerpo”, se encuentra La lectora de cuerpos donde tiene como personaje principal a una persona que se dedica a la fisionomía. ¿Cómo surgió esta idea de tener a alguien que analiza los rostros? 

Creo que tiene que ver conmigo porque aparte de escribir disfruto mucho de pintar retratos de personas; pienso que el rostro siempre está contando cosas, me gustan todos los rostros. Tiene que ver con una experiencia personal de que me guste la gente. Me agrada observar, así sea un ser muy vil, trato de entender, para saber de dónde viene esta manera de ser o hasta dónde puede llegar. Considero que debe ser un rasgo que quien escribe debe cultivar, no juzgar, saber mirar pero no desde dentro de la caja sino salirte de ella y ver desde distintas perspectivas.

“Doña Teodora Cuero” por Iliana Hernández Partida

A: ¿Integró de alguna manera su visión como pintora a sus cuentos? Si es así, ¿de qué manera converge su perspectiva como escritora y al mismo tiempo como pintora? ¿Existe alguna relación?

La mirada, para mí es el centro de todo; es la que crea, conversa, y la que ilumina todas las cosas. En mis cuentos, lo poético y el ambiente son muy importantes; en la pintura me voy a centrar en la mirada que es la que crea el ambiente y en la literatura también voy a buscar rasgos que te hagan ver lo que está escrito ahí. Me gusta mucho crear esa ambientación porque cuando estoy escribiendo lo estoy viendo como si fuera una película, un corto o una historia más larga y yo no hago gran cosa, lo que estoy viendo en mi mente lo describo con todo detalle. En La lectora de cuerpos yo veo cómo la protagonista entra y sale, cómo se ve al espejo, la puedo describir fácilmente porque ya la he mirado, entonces, creo que esas dos partes siempre dentro de mí van a ir juntas. 

Tengo a un lado de mi computadora mi material de pintura, pinto por un rato, tengo ideas, me voy a la computadora y empiezo a escribir. Para mí un arte alimenta al otro y generalmente, sucede eso con los escritores o con todos los artistas. Hay siempre como dos o tres disciplinas artísticas que se unen para complementarse. Hay que amar las artes y que una de tus pasiones alimente a la otra, entonces, ahí se hace un combo muy bueno.

“Silencio” por Iliana Hernández Partida

G: Por último, nos gustaría saber ¿qué es lo que más destaca en su experiencia como escritora y parte del Centro de Posgrado y Estudios Sor Juana?

La experiencia inolvidable de estar ahí, compartiendo con mis compañeras y con los docentes. También aprender sobre la literatura de Baja California en su contexto, eso me abrió los ojos para valorar otros tipos de literaturas en el resto del país. Esta experiencia me dio muchas certezas. El acompañamiento que hemos tenido en el Centro ha sido cercano, ha sido cálido y me encanta que se haya dado la oportunidad de que nos adentráramos a cuestiones que tenían que ver más con mi área de traducción, pero también con literatura de la frontera y especialmente de Baja California. Fue como si se abriera un nuevo mundo para mí porque hay una historia ahí en la tradición literaria, muy importante, en Baja California, que ha sido denominada muchas veces como un laboratorio del lenguaje y de la experimentación literaria, y sí lo es. Aislados del centro, pero como una página en blanco para reinventar la literatura en el norte. Fue una oportunidad que siempre voy a agradecer, haber estado en el Centro de Posgrado y Estudios Sor Juana.


Como parte de la antología Sombras parientes, se encuentra disponible el texto “La lectora de cuerpos” en el canal de La Lengua de Sor Juana en Spotify. Escrito por Iliana Hernández Partida y con la narración de Vianett Medina, en este cuento se descubrirá el fatal destino de una mujer que se dedica a leer el cuerpo:


Imagen

Hernández, I. (2021). Doña Teodora Cuero [Pintura al óleo]. Revista Sinfín. https://www.revistasinfin.com/artes/iliana-hernandez-partida/

Hernández, I. (2021). Silencio [Pintura con técnica de acuarela]. Revista Sinfín. https://www.revistasinfin.com/artes/iliana-hernandez-partida/


Bibliografía

Hernández, I. (2021). Iliana Hernández Partida / Entrevistada por Andrea Alcántar & Gaby Montalvo. La Lengua de Sor Juana.


La Lengua de Sor Juana es una revista bimestral del Centro de Posgrado y Estudios Sor Juana ©. Av. Las Palmas 4394, Las Palmas, 22106 Tijuana.

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