Cartas a D. Enrique de Olavarría y Ferrari, de agosto y del 28 de diciembre de 1896. (Fragmento)

Cartas a D. Enrique de Olavarría y Ferrari, de agosto y del 28 de diciembre de 1896. (Fragmento)

Laura Méndez de Cuenca.


Carta 14

Queridísimo maestro, 

La causa de mi tardanza en contestar tiene que referirse a un golpe que mi apreciable socio me dio en la chapa del alma, quedándose con el periódico y sus pertenencias todas, por haber yo confiado en su lealtad y descuidado el contrato de sociedad. Esto aconteció el 30 del pasado.

El suceso a que me refiero me ha dejado en la calle, por haber venido el golpe completamente inesperado; con todo, encontré inmediato refugio en don Rafael Reyes Spíndola quien, como siempre, se ha portado bondadosamente conmigo, dándome ahora que hacer para el periódico El Mundo y ofreciéndome un puesto en el nuevo periódico que trae en sal.

Carta 15

Este año he trabajado como un patán: he escrito más que en ningún otro y solo he cosechado desengaños. Por acá tuve el pesar de verme despojada de una empresa criada por mí y que a la fecha produce mensualmente mil limpios de polvo y paja; por allá lo de El Mundo es meramente tortas y pan pintado. En agosto me mandaron $50 oro y una letanía de sabrosísimos piropos; pero de entonces acá más he contribuido a engrosar el papel roto del tompeate que ha colaborado en el periódico.

Spíndola ha sido muy bueno conmigo, pero yo tengo para mí que debe estar muy adulado y rodeado de muchos que dirigen los periódicos en comandia y a ellos tengo que agradecer el ningún caso que hacen de mí, pues ni me contestan mis cartas ni me explican qué es lo que les desagrada de los originales que arrojan al canasto, ni qué les agrada de los que publican. Ahora bien, según se deja entender por ciertos parrafitos que en El Mundo veo, los redactores de aquél presumen de hacer un periódico al estilo americano y no hay nada tan inexacto como eso. Los periódicos americanos tienen de bien hecho mucho: no se citan unos a otros, ni para hacerse bombo, ni para pelearse; dan las noticias frescas, amplias e imparciales o cuando menos vestidas de imparcialidad; no hablan nunca de sus reporteros, pues estos se cuelan por todas partes con el sigilo de un agente de la policía reservada; tienen divididas en secciones toda clase de materias y, sobre todo, cultivan en los lectores el espíritu nacional poniendo a los Estados Unidos como ejemplo en todas las ramas del saber humano, lo cual sirve de estímulo al pueblo para adelantar y progresar.

Habrá usted notado que en El Mundo hay ciertas tendencias de americanismo gringo y que el vocabulario inglés sustituye en mucho al de nuestro gallardo y hermosísimo idioma. Y es que los viajes a los Estados Unidos son para mis impresionables paisanos lo que los banquetes a los estómagos destruidos por la dispepsia. En fin, así y todo, los esfuerzos de Spíndola abren un nuevo camino a los editores venideros y justo es que encuentren compensación en aplausos y en pesetas.


Mora, P. (sf). Cartas de Laura Méndez de Cuenca a Enrique de Olavarría y Ferrari: dos 
promotores de la lectura. Revista semestral del Centro de Estudios Literarios, 14(1), 242-287. http://dx.doi.org/10.19130/iifl.litmex.14.1.2003.446

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