Liliana Pedroza comenta la obra ”Elena Garro. Correspondencia con Gabriela Mora (1974-1980)”. Liliana Pedroza. Imagen por Alicia Arvayo.

Liliana Pedroza comenta la obra ”Elena Garro. Correspondencia con Gabriela Mora (1974-1980)”.

Por Mariam Bribiescas


En el caso de Elena Garro, aunque sea una correspondencia privada con Gabriela Mora, ella tenía una conciencia de lo poderosa que iba a ser esta comunicación (…)  La correspondencia de Elena Garro no solo es privada sino también política, creo que sabía que no solamente estaba escribiéndole a Gabriela Mora, estaba escribiendo a sus futuros lectores estas cartas.

Liliana Pedroza, 2022.

Escritora trashumante y divulgadora de cuentistas mexicanas, Liliana Pedroza es una investigadora mexicana, miembro del Seminario de Estudios de Narrativa Latinoamericana Contemporánea. En esta entrevista reciente, Pedroza destaca la importancia de la epístola en el exilio de la escritora poblana. 

M: ¿En qué contexto se da la correspondencia entre Elena Garro y Gabriela Mora?

Elena Garro tuvo una vida muy divertida, por decirlo así, muy azarosa en cuanto a algunos de los acontecimientos. Vivió en muchos sitios de México y del mundo como Estados Unidos, Francia, Japón y Suiza. Durante los años sesenta, además de ser escritora fue también activista; una activista a favor de la lucha de los campesinos del estado de Morelos por la recuperación de tierras comunales que el Estado, en combinación con otros personajes, querían apropiarse. Elena Garro adoptó esta causa porque le parecía justa pero, a través de este acompañamiento se volvió una persona incómoda para el gobierno. 

Sobre esos años se reencuentra con un compañero de Universidad, Carlos Madrazo, quien estaba muy bien posicionado en el Partido de la Revolución Institucional (PRI), el cual gobernó durante muchos años. En el momento en que se vuelven a encontrar, Carlos Madrazo se desvincula de su partido y Elena Garro siente que hay afinidades políticas entre ambos, por lo que empieza a apoyarlo políticamente con una serie de entrevistas y publicaciones para que inicie un nuevo partido. Esta serie de combinaciones la hizo un objetivo a eliminar para el gobierno. 

Todo este cóctel culmina con los desafortunados acontecimientos del 2 de octubre de 1968, con la matanza de los estudiantes en la plaza de Tlatelolco. El Universal menciona que Elena Garro, a través de una declaración a los medios de comunicación, ha dado los nombres de quinientos intelectuales involucrados en las manifestaciones estudiantiles. Lo cual era una acusación grave porque había un gobierno represor.

Por otro lado, con la captura de uno de los líderes, Sócrates Campus Lemus, sale a la luz parte de sus declaraciones, donde dice que durante los movimientos estudiantiles, antes del 2 de octubre, se reunió con Elena Garro. Por un lado vemos a Elena Garro como una participante, líder de un movimiento estudiantil donde fueron asesinados muchos estudiantes y por otro, como una delatora de compañeros intelectuales que también estaban participando. 

A pesar de las acusaciones y declaraciones, hasta la fecha no está claro lo que sucedió realmente, tampoco hay evidencias contundentes sobre la participación de Elena en todo esto. Garro niega tajantemente haber participado en los movimientos y niega haber dado los nombres de los intelectuales. Lo cierto es que, Elena Garro ya era desde antes un objetivo del gobierno y esto lo aprovechan para que su figura desaparezca del panorama cultural. Al desaparecer de este panorama cultural, desaparecen sus opiniones políticas. 

Es por ello que Elena Garro después de 1968 tiene que abandonar su casa y esconderse durante varios meses. Se siente perseguida por los órganos de inteligencia del gobierno y tiene lo que llamo una ‘falsa huida del país’; porque efectivamente se va a Nueva York y piensa que puede salir adelante, sin embargo, la gente que conocía en Nueva York le da la espalda. Cuando se da cuenta que no se puede sostener fuera de México, regresa al país. Regresa a la clandestinidad. 

En 1972 vuelve a viajar a Nueva York junto con su hija y se queda durante veintiún años. Aunque Elena ya sabía que no tenía el apoyo de gente conocida, precisamente por lo que se hablaba en México de ella, en todo ese recorrido para pedir la residencia en calidad de exiliada política en Estados Unidos conoce a Gabriela Mora.

M: Para quienes no han tenido un acercamiento con esta obra, ¿podría comentar quién es Gabriela Mora?

Gabriela Mora fue una académica que vivió en Estados Unidos y recibió a Elena junto con su hija durante un tiempo en el departamento que compartía con su marido. Cuando se les negó la residencia a Elena y a su hija, Gabriela Mora es quien las ayudó a viajar a España comprándoles los boletos de avión; como el padre de Elena era español, pensó que podría conseguir la nacionalidad española y así obtener la estabilidad económica que estaba deseando. 

Gabriela Mora inició una cruzada a través del reconocimiento literario en Estados Unidos. Realizó una serie de entrevistas y estudios enfocados en Garro, buscó la manera de traducir y publicar Los recuerdos del porvenir y las obras de teatro. Durante su estancia en España, Elena Garro mantuvo una correspondencia con Gabriela Mora que va de 1974 a 1980, que son los años de estancia de Garro en el exilio español. Gabriela Mora es una pieza clave de supervivencia para Elena Garro, pues continúo con su trayectoria durante el exilio.

M: ¿A qué se debe la desconfianza de los intelectuales y el público general en México ante el testimonio de Garro?

A finales de los años sesenta había una gran desinformación por parte de todos los periódicos que publicaron la conferencia que dio Elena Garro. Solamente El Universal es el que menciona que Elena Garro dio el nombre de quinientos intelectuales, ningún otro periódico lo hizo. Los nombres de quienes participaron en los movimientos estudiantiles eran poderosos, por lo tanto era un momento de mucha incertidumbre. 

Lo que puede unir a una sociedad es el odio hacia alguien, es incluso más fuerte que los actos solidarios; y Elena Garro no era bien avenida por el sector que estaba del lado de Octavio Paz, quien era ya entonces su exmarido. Esa confrontación personal pasó a los estadios de la cultura y de la crítica, por lo que todo eso fue un caldo de cultivo para que hubiera una desconfianza en las declaraciones de Elena Garro, que lo que se sabe hasta ahora es contradictorio. Sigue habiendo una confrontación ante los mismos documentos que comparten los investigadores, son muy parciales, sesgados. Tendrá que pasar mucho tiempo para poder esclarecer qué ha sucedido en eso. Creo que ha sido por eso, por ser la exmujer de un escritor que tenía mucho poder político-cultural en el país y por ser mujer. 

M: Como escritora e investigadora de literatura de mujeres, ¿cómo recomendaría gestionar la desconfianza hacia Elena Garro y sus diversos testimonios?

Tendría que ver con los documentos que nos lleven hacia lo más objetivo de los hechos. No juzgar a los personajes activos durante esa época por sus conductas morales sino aplicarnos con el rigor para historiografiar esa época. Esa sería la manera de poder abordar estos hechos. Además, estos hechos tienen muchas capas. No se trata de cómo ocurrieron los hechos, o qué documentos tenemos para reconstruir los hechos sino quién cuenta los hechos. Qué se elige, qué eligen como material para contar esta historia y por qué. Quizá estamos muy cerca de los hechos, hay muchos intereses encontrados para poder observar esa época con mayor lucidez. 

M: ¿Por qué la epístola se convirtió en un modo de intervención en la escritura de las mujeres?  

Era el territorio donde las mujeres que escribían podían hacerlo. Las mujeres del siglo diecinueve y veinte en México compartían un espacio privado, no el público, por lo cual el camino hacia la publicación fue muy largo y pedregoso. Entonces, recobrar la correspondencia de estas escritoras también nos permite entender su contexto. Y creo que esa es la mayor importancia de la correspondencia, la de recuperar todas las reflexiones que hacían y compartían de manera privada a otras personas.

M: ¿Cómo es que el género epistolar puede ser una fortaleza en la escritura de las mujeres y una debilidad en el canon literario?

Puede ser una fortaleza porque era uno de los medios que más se usaron, un medio en el que no tenían censura; donde podían expresarse porque no tenían los ojos puestos encima de ellas. Podían hablar libremente, dependiendo del receptor, pero con el que podemos ir contemplando la mirada de estas escritoras. 

En el caso de Elena Garro, aunque sea una correspondencia privada con Gabriela Mora, ella tenía una conciencia de lo poderosa que iba a ser esta comunicación, por cómo le relataba su estancia en España, cómo llegó a ser difícil por todos los trámites que hizo tras tener una economía precaria, donde la pobreza y el hambre estaban acechándola. Eso era lo que narraba. La correspondencia de Elena Garro no solo es privada sino también política, creo que sabía que no solamente estaba escribiéndole a Gabriela Mora, estaba escribiendo a sus futuros lectores estas cartas; y es una manera poderosa de recobrar el día a día el exilio de Elena.


Bibliografía

Mora, G. (2007). Elena Garro. Correspondencia con Gabriela Mora (1974-1980). Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.

Pedroza, L. (2022). Liliana Pedroza / Entrevistada por Mariam Bribiescas. La Lengua de Sor Juana.


La Lengua de Sor Juana es una revista bimestral del Centro de Posgrado y Estudios Sor Juana ©. Av. Las Palmas 4394, Las Palmas, 22106 Tijuana.