Antonieta Rivas Mercado: la publicación imposible

Antonieta Rivas Mercado: la publicación imposible

Por Rosario Prieto


“Solo padeciendo de amor se sabe cuánto se ama”.
Antonieta Rivas Mercado, 1929.

Antonieta Rivas Mercado (1900-1931) fue una promotora de la cultura en México. Nacida durante el período del Porfiriato y a la vez le tocó vivir los cambios de la Revolución Mexicana. Rivas adquirió la mejor educación de su época, desenvolviéndose en el ámbito artístico desde niña. Miembro importante de Los contemporáneos; editó Dama de corazones, de Xavier Villaurrutia; Novela cómo nube, de Gilberto Owen y Los hombres que dispersó la danza, de Andrés Henestrosa. Fundó la Orquesta Sinfónica de México con el compositor Carlos Chávez como director. 

 Heredó la fortuna de su padre e invirtió gran parte de esta en proyectos artísticos, que buscaban un cambio y mejoramiento de la vida cultural mexicana y apoyó económicamente la campaña electoral de José Vasconcelos. De su trayectoria literaria se cuenta con pocos textos, entre ellos  Las cartas de amor a Manuel Rodríguez Lozano; algunos de sus escritos se publicaron en los periódicos Ulises criollo y El proconsulado, de José Vasconcelos.

En Las 87 cartas de amor que dirige al pintor y escritor Manuel Rodríguez Lozano refleja la personalidad y sentimientos de Rivas Mercado; a la vez, son testimonios de su labor intelectual y de la vasta cultura mexicana y europea, de una búsqueda personal, dolorosa y constante (Ana González Luna, 2016).

El 6 de noviembre de 1930, Rivas Mercado inició un diario que llevó de manera irregular durante su vida. La última anotación del diario data del 22 de enero de 1931, pero no se trata de la última página. Las palabras finales de esta bitácora se escribieron en París y  después del suicidio de su autora, José Vasconcelos las arrancó para incorporarlas a su relato autobiográfico La sama. La última página de su diario, al parecer, la escribió antes de su muerte, es decir, el 10 de febrero de 1931. Este lleva el nombre de la ciudad francesa en la que pasó Antonieta, junto a su hijo, sus últimos meses de vida: Diario de Burdeos, escrito “en una pensión situada en el 27 de la calle Lechapellier, bajo la protección cariñosa de la señora Lavigne y de su hija Irene, las dueñas”.  Cuaderno en el que, desde el principio, declara sus verdaderas intenciones (Juan Pascual Gay,  2007).

Se lee en la primera anotación, fechada el jueves 6 de noviembre de 1930:  

Intentar escribir un diario privado equivale a confesarse y para ello la
contrición es necesaria. Hace años que, a sabiendas, los diversos diarios
comenzados retenían el móvil hondo, inconfeso. Y no que lo tuviera que
decir fuera inconfesable, sino que pesaba el temor que alguien, y ese
alguien era mi marido, llegara a entrar en posesión de mis secretos, aun
cuando éstos, era el caso de Enrique, comerán la calle. (Rivas Mercado
1987: 439). 

La vida literaria de Antonieta comenzó con Los Contemporáneos en 1927. Su contacto con ellos vino de la mano del pintor Manuel Rodríguez Lozano, al que Antonieta había conocido en abril de ese mismo año. Encontró en el espiritualismo artístico de Rodríguez Lozano un camino de salvación intelectual al que se aferró con fuerza, y en su engañosa mística del amor puro un equilibrio vital que la perjudicó en lo personal y marcó su conflictiva visión del sexo y su papel en la liberación de la mujer. 

Antonieta compartía con Los Contemporáneos su visión de la cultura mexicana y puso a disposición su herencia con la intención de renovar el deplorable estado del teatro mexicano, marcado por la retórica nacionalista y la reiteración de moldes decimonónicos. Las representaciones del Teatro Ulises fueron un escándalo en la capital tanto por tratarse de obras extranjeras como por el uso de técnicas vanguardistas en la puesta en escena y los decorados (Rosa García Gutiérrez, 1999).

Escribió La mujer mexicana, publicado en El Sol de Madrid en febrero de 1928. En él, acusaba a las mujeres de México por su pasividad y docilidad, e insistió en dos ideas: la cultura como única vía de salvación de la mujer y la negación de la existencia de una mujer mexicana, desde un punto de vista nacionalista en el panorama de los debates culturales del México de los años veinte: 

Quien quiera que intente encontrar en nuestro pintoresco medio social un
tipo representativo de mujer mexicana, fracasará. Esto se explica
fácilmente. Como nación hemos sufrido influencias varias. Desde la
española, a la cual debemos el ser, hasta la norteamericana, habiendo
pasado por la francesa. El sedimento de estas culturas, depositado sobre un
fondo indígena, no se ha fundido aún (…). En México todo se está haciendo.
No hay que buscar en él todavía un tipo general de mujer (Antonieta Rivas
Mercado, pág. 137)

Por diferentes razones el Teatro Ulises se disolvió. De su participación con Los Contemporáneos le quedó a la autora la amistad y el cariño por Villaurrutia, un incremento de sus lecturas, una experiencia directa en el mundo del teatro, la devoción imperecedera por Gide, la afición por la mitología clásica como medio para la expresión de valores y situaciones universales en el seno de la constantemente caduca modernidad, y la conciencia de sentirse al margen  (Rosa García Gutiérrez, 1999). 

En 1929 Antonieta Rivas sobresalió por el apoyo a la candidatura presidencial de Vasconcelos. Su ayuda formó parte principal en el movimiento, ya que no solo lo apoyaba económicamente sino que además se desempeñaba como gestora, difusora y organizadora de reuniones con representantes de organizaciones que lo apoyaban. Estuvo a su lado en el recorrido por el país. Tras la derrota de Vasconcelos por un escándalo de fraude electoral en su contra, Rivas Mercado se exilió sucesivamente en la ciudad de Nueva York y en París, en donde trabajó como escritora y periodista. 

Murió en París sin publicar, terminar y ordenar la mayor parte de sus escritos que fueron ignorados y olvidados por la crítica. Hoy en día los textos se pueden leer gracias al pintor Ignacio Nefero, Concepción Bermúdez de Nefero quien le entregó los escritos a Isaac Rojas Rosillo quien publicó por primera vez  en 1975 Las 87 cartas de amor. El orden que presentan las cartas no es exclusivamente cronológico, pues muchas de ellas carecen de fecha.


Bibliografía

Carrillo Sandoval, E. (2018). La construcción del yo en epístolas y diarios de Antonieta Rivas Mercado (1927-1931). México: UACM.

García Gutiérrez, R. (1999). Antonieta Rivas Mercado en sus textos. España: Universidad de Huelva.

González Luna, A. (2016). Escritura y biografía en las cartas de Antonieta Rivas Mercado. Italia: La Universidad Católica del Sagrado Corazón de Milán.

Pascual Gay, J. (2007). Antonieta Rivas Mercado en su diario. España: RACO.

Rivas Mercado, A. (1987). Obras completas. México: SEP-Oasis.


La Lengua de Sor Juana es una revista bimestral del Centro de Posgrado y Estudios Sor Juana ©. Av. Las Palmas 4394, Las Palmas, 22106 Tijuana.