Elena Garro y el reencuentro con los personajes de su pasado: análisis literario

Elena Garro y el reencuentro con los personajes de su pasado: análisis literario

Por Andrea Pérez


Reencuentro de personajes es un thriller, una novela metaliteraria y metaficcional; una crítica al machismo, la misoginia y el clasismo. Es una novela asfixiante, atemorizante y desconcertante. La narrativa descriptiva, detallada y emocional de Elena Garro permite que el lector perciba lo que Verónica siente: un miedo constante, repulsión, desesperación y una salida que parece cada vez más lejana. Hay momentos en los que no se puede distinguir la realidad de la ficción, parece que dos mundos coexisten en el mismo relato. Nada es lo que parece, no se sabe quién miente o quién dice la verdad.

Verónica y Frank son una pareja de ¿amantes?, ¿amigos?, ¿cómplices?, ¿enemigos? Viajan sin rumbo fijo por toda Europa, se hospedan en hoteles lujosos, en habitaciones separadas. Todo se vuelve más tormentoso cuando Verónica sospecha que Frank asesinó a alguien en una habitación a su nombre, a partir de allí, cada movimiento se siente como una huida y quien los persigue es su propia culpa. Su relación es violenta, un constante juego de deseo que no culmina, una reafirmación de quien tiene el poder. Verónica quiere huir pero él la mantiene a su lado, casi presa; sin dinero, ropa o alguna oportunidad de volver a México. Al final encontrará respuestas en las obras de Scott Fitzgerald y Evelyn Waugh.

Esta obra, a pesar de su poca recepción, demuestra la habilidad narrativa de Elena Garro, con uso de un lenguaje descriptivo en la misma medida que poético, además de su habilidad en la creación de personajes y ambientes bien establecidos. También tiene importantes críticas hacia la posición de la mujer en la sociedad, el abuso de poder de la élite y la impunidad de la que gozan. 

El análisis será abordado principalmente desde la propuesta teórica de Nattie Goluboy, que va desde el reduccionismo esencialista que han sufrido los estudios de las mujeres hasta llegar al posestructuralismo. Propone distintas interpretaciones que destacan un nuevo rumbo y ubicación del papel de mujer escritora y lectora feminista; esta lectora se presenta como una entidad nómada, que se enuncia como un producto de la teoría feminista en general. Es decir, que se presenta como una lectora libre pero que adquiere ciertas perspectivas interpretativas de manera intencional. Esta lectora feminista tiene dos momentos de acercamiento al texto: en los que se usa el texto literario como fuente de información sobre la ideología de la autora y en el que se reconocen las restricciones que el texto impone.  

En su teoría establece que “el sujeto lector feminista es semejante al sujeto femenino del feminismo: un sujeto genérico, heterogéneo y heteronormo que se encuentra atado a las restricciones sociales e institucionales; definido por su conciencia de opresión múltiple”. Además, es posible que en el análisis literario feminista se recurra a las subjetividades de los cuerpos sexuados y las experiencias vividas a través de este. A su vez analiza el discurso y el lenguaje como una herramienta más de discriminación y opresión patriarcal.  En sus trabajos retoma y debate a algunas teóricas (y teóricos) tanto feministas como literarias, entre ellas: Toril Moi y Simone De Beauvoir, por mencionar algunas. 

Reencuentro de personajes es una de sus obras menos destacadas, menos leída y comentada. Tal vez por verse opacada por su inmediata antecesora Testimonios para Mariana. Según la Enciclopedia de la literatura en México, esta novela es un parteaguas en la narrativa mexicana contemporánea. La crítica la percibe como una denuncia a Octavio Paz y los hombres con los que se relacionó, por la violencia y machismo que ejercieron contra ella, esto claramente expuesto con el personaje de Frank y sus actitudes agresivas, además de su descripción física que refiere a Paz. 

Toril Moi, aborda las implicaciones políticas de una praxis de crítica feminista. Además, relaciona los problemas del texto literario y su relación con las perspectivas feministas. Se enfoca principalmente en la crítica feminista angloamericana y francesa, retomando a autoras como Julia Kristeva. Uno de los principios clave de la obra de Moi, es su postura crítica hacia el análisis literario. 

Para iniciar el análisis, se definirá la obra de acuerdo con los elementos estructurales de Genette. Se identifica un narrador heterodiegético, es decir, narra desde fuera de la historia. Es equisciente la primera mitad de la obra, solo conoce lo que siente, piensa y vive Verónica, como se puede ver en el siguiente fragmento: “Verónica se miró en el espejo del retrovisor colocado arriba del parabrisas y tuvo la certeza de que al final de esa noche iba a saber.” (Garro, 7). A partir de la tercera parte, comienza a conocer los pensamientos y motivaciones de otros personajes, convirtiéndose en un narrador omnisciente.   El lenguaje se encuentra entre lo coloquial y lo formal, no se construye con palabras muy cultas ni tampoco del vulgo. El tono de la narración es emocional y sentimental, priorizando el estado psicológico y anímico de la protagonista, lo cual permite que el lector genere empatía con el personaje: “Se quedó quieta, no encendió la luz; las tinieblas la cobijaban, sentía vergüenza de ser mirada y de mirarse a sí misma. El tiempo no pasaba.” (Garro, 60).  

Siguiendo la línea estructural de Genette, la obra tiene narración variada: hay de tipo singulativa (se narra una vez lo que sucede una vez), se presenta la forma repetitiva (se narra más de una vez, lo que sucedió solo una vez) a modo de perspectivas distintas y redescubrimientos; por ejemplo, el suceso con el empleado del hotel, primero desde la perspectiva de Verónica y luego desde la de Frank. También aparece la forma iterativa (se menciona una vez, algo habitual); en este caso, las rabietas y arranques violentos de Frank, que según narra Verónica, son recurrentes.   La focalización, es decir, desde que ojos se ven los acontecimientos, es interna y centrada en Verónica: el narrador conoce y sabe todo lo que ella siente y piensa, hay una aproximación a sus motivos y temores. En el espacio de la narración destaca el físico (lugares referenciales como París, Florencia, etc), psicológico (lo que ocurre dentro de los personajes, su comportamiento y acciones, evidente con el personaje de Verónica que a lo largo de la obra experimenta distintos estados anímicos) y social (el estatus que los envuelve y define; este espacio se define cuando aparecen más personajes, permitiendo polarizar a la clase baja y la clase alta). 

 El estilo es mayormente descriptivo, incluso en algunos fragmentos poético. Además, el ritmo de narración es pausado, un rasgo que Garro comparte con la escritura de Paz: “Las colinas y la interminable fila de hoteles apagados pasaban de derecha a izquierda según fueran los recorridos del camino. En la carretera no había nadie. Las terrazas vacías eran una interminable colección de cráneos inmóviles. El mañana no existía ya, todo era el pasado.” (Garro, 7).  

La crítica literaria feminista plantea herramientas para identificar maneras en las que el discurso contribuye a la discriminación y violencia contra las mujeres. El poder de los hombres se manifiesta mediante el uso del lenguaje (Golubov, 2012). En Reencuentro de personajes se exhibe un uso constante de insultos dirigidos a las mujeres, característicos de una ideología y praxis machista y misógina, como: puta, perra y estúpida; estas palabras, en el campo de lo semántico, son dirigidas específicamente a las mujeres, si se cambia el género gramatical, cambia el significado y comúnmente disminuye la carga violenta (por ejemplo: “perro” o “estúpido” con menor carga violenta; en el caso de puto, esta adquiere una carga homofóbica). Esto es una evidente construcción crítica de Garro hacia la cultura mexicana y la figura del “Gran Macho”, que incluso Octavio Paz retoma y enaltece por medio de la figura del colonizador en El Laberinto de la Soledad (1950): “el Gran Macho es el Gran Chingón”. 

La Teoría y Crítica literaria feminista aborda las obras desde una perspectiva y postura crítica. En esta se evalúa cómo se construyen las y los personajes, la dinámica de relaciones entre hombres y mujeres y de qué manera se expresa la ideología y el sistema patriarcal; es decir, el sistema de estructuras y prácticas sociales en el que los hombres discriminan, subordinan y dominan a las mujeres (Golubov, 2012; Moi, 1988). Abordándolo desde esta teoría, el texto no puede entenderse ni interpretarse de manera aislada del entorno sociocultural específico en el que se produce, sino que debe asimilarse partiendo, en este caso, desde el género de la autora, la época en la que vivió y las relaciones que mantuvo. 

 El término “patriarcal” fue instaurado como categoría analítica válida por Kate Millet en Sexual Politics. Su “teoría del patriarcado” se propone demostrar que el sexo es una categoría social impregnada de política, en este caso, parte de un sistema que permea a todos los ámbitos sociales, económicos y sexuales (Millet citada en Fariña Busto y Suárez Briones, 1994). 

Para la teoría literaria feminista que propone Golubov (2011) es posible aterrizar el texto mediante el efecto de los cuerpos sexuados y las subjetividades que los atraviesan, o sea, que las mujeres produzcan su literatura desde una postura subjetiva, mediante sus experiencias y conocimiento construido. De igual forma, se propone analizar la literatura escrita por mujeres, dejando de lado la exigencia de las dicotomías y la objetividad académica, que en realidad se refiere a la subjetividad masculina, así como el canon literario.

Golubov argumenta que en la literatura de mujeres, el lenguaje y las estrategias narrativas son resultado experiencial de la autora. En Reencuentro de personajes, Garro presenta situaciones que pueden ser fácilmente interpretadas como resultado de su experiencia y de su vida, así como el exilio en París tras los sucesos de 1968: “Todo se terminaba siempre en París. Era la ciudad irremediable; cuando ya no queda nada por hacer, los desesperados buscan siempre a París.” (Garro, 88). También su tormentoso y problemático matrimonio con Octavio Paz, quien siempre aseguró, fue su mayor enemigo: “Yo no me debería haber casado. Debí continuar mis estudios y trabajar. ¡Fue una locura!” (Garro, 171). Incluso este último fragmento es una clara referencia a su vida, ya que dejó inconclusa su formación académica al contraer matrimonio con el escritor. Dejando claro que su literatura es autobiográfica. 

Otra autora que será útil para este análisis es Simone de Beauvoir. A pesar de no dedicarse específicamente a la teoría literaria, hace aportaciones importantes en su teoría que se pueden retomar para el presente análisis. Su libro más característico e importante: El segundo sexo, es un ensayo histórico-sociológico-filosófico sobre la posición de las mujeres en el mundo en los ámbitos sociopolítico, económico, educativo, religioso y sexual; esta obra se considera uno de los pilares teóricos del feminismo de occidente.

El machismo se entiende como una ideología hegemónica que sostiene la desigualdad entre hombres y mujeres en todos los ámbitos y niveles. Es una jerarquización que posiciona al varón en una posición superior a las mujeres en todos los aspectos y niveles (Lugo, 1985). Frank, el coprotagonista, amante, amigo y enemigo de Verónica, es un personaje con claras actitudes machistas y violentas: “- ¡Puta! – rugió Frank. Nadie antes la había llamado puta. Frank lo hacía siempre que fallaba en algo o siempre que algo lo violentaba.” (Garro, 23). Este personaje funciona para brindar un amplio panorama sobre los privilegios y la impunidad de los hombres en la sociedad, son encubiertos, defendidos y respaldados por otros hombres mientras vulneran a las mujeres. 

Frank violenta de múltiples maneras a la protagonista, y en ninguna de ellas hay consecuencia ni castigo: “No tenía ningún dinero en su bolso, Frank se cuidaba de que jamás lo tuviera. Era curioso, en ese aspecto y en muchos otros, se parecía a su marido, tal vez por eso eran tan amigos.” (Garro, 28). En este fragmento de la obra es posible identificar la dominación que ejerce Frank sobre Verónica en el ámbito económico, imposibilitando su movilización y atándola a él a través del dinero. Incluso la protagonista afirma que no es la primera vez que es víctima de este tipo de violencia.  

En el siguiente fragmento, se muestra que el personaje masculino frecuentemente actuaba de forma violenta cuando Verónica protestaba ante sus insultos: “Verónica evitó escuchar las frases hirientes que antes provocaban escenas violentas. Ahora, por miedo a las cóleras de Frank, se dejaba insultar.” (Garro, 39). El miedo y el encauzamiento que expresa Verónica ante las rabietas de Frank muestran que se encuentra sumergida en la dinámica violenta y se acostumbró a vivir dentro de ese ambiente. No por elección, sino porque es la única manera que tiene para sobrevivir debido a su estatus ante la sociedad. Perdió amistades por no cumplir el rol de esposa que la sociedad impone, quedando sola sin los medios para alejarse de esa relación. En la obra, las personajes1 son puestas en situaciones de doble vulnerabilidad, tanto por su realidad como mujeres como por cuestión de clase social y recursos económicos. Este elemento de crítica de clase se le puede atribuir a la ideología revolucionaria de Elena Garro, que por la época en la que se desarrolló, se pudo haber visto atravesada por alguna de estas experiencias.  

La teoría feminista sostiene que para las mujeres, desde el momento del nacimiento, su sexo es uno de los determinantes de la opresión y violencia que sufren: la discriminación sexual es sistémica y se basa en las interpretaciones culturales de las diferencias anatómicas entre los sexos, que se manifiestan en todos los aspectos del comportamiento, colectivo e individual (Golubov, 2012). 

En la primera parte de la novela, un empleado del hotel donde se están hospedando, entra en la noche a la habitación de Verónica. Cuando ella le pide que salga porque no lo ha llamado él dice qué tal vez sí porque “las mujeres desnudas siempre están en peligro” (Garro, 19). Esto se puede interpretar de dos maneras; la primera, a modo de amenaza, como justificando algún tipo de agresión sexual; la segunda, a modo de revictimización de las mujeres que sufren de violencia sexual y se les culpa por ello, práctica muy común en sociedades machistas. 

Toril Moi, en Teoría Literaria Feminista, asegura que el principal objetivo de la crítica feminista es político: exponer las prácticas machistas para erradicarlas: “Frank sólo existía poseyendo” (Garro, 92); “Levantó el puño dispuesto a descargarlo sobre su rostro y ella descubrió en el hombre algo más que la ira: un impulso asesino que la obligó a debatirse para desprenderse de la mano que la sujetaba…” (Garro, 113); “Las mujeres son unas pobres putas” (Garro, 84). Por medio de estos breves fragmentos, se puede vislumbrar una representación de la misoginia que exterioriza el personaje y cómo somete a la protagonista mediante violencia económica, psicológica y algunas veces física. 

Una de las aportaciones de Moi, es que en las novelas escritas por mujeres entre el siglo XIX y el XX, aparece como factor común “la esquizofrenia de la autora”; es decir, que las autoras, al estar sujetas a una estructura machista, no pueden evitar definirse de esta manera, sin embargo, al mismo tiempo revisan y rechazan esta categoría. A menudo este elemento se proyecta en la “bruja-loca-monstruosa” de la historia: “Quería no tenerle tanto miedo, pues una voz pequeña y a la que no deseaba escuchar le repetía una y otra vez: ‘Eres su cómplice… Te trae como cómplice, ¡es un cobarde! No, ella no podía ser cómplice de un asesino.” (Garro, 29). En el fragmento anterior, Verónica se encuentra en un dilema por no lograr escapar de la manipulación de Frank, tanto que se comienza a cuestionar si ella también es cómplice de los crímenes de este. 

 En la obra de Garro no se define la apariencia física o atributos de las personajes (ni siquiera de Verónica, solo menciona que es muy pequeña y delgada). Esto puede ser debido a una negación por parte de la autora de representar personajes femeninos basados en estereotipos y estándares masculinos. “El definir la creatividad como una cualidad masculina, implica que las imágenes literarias predominantes de la feminidad son igualmente fantasías. A las mujeres se les niega el derecho de crear sus propias imágenes de feminidad, y se ven, en cambio, obligadas a conformarse con los modelos machistas que se les imponen.” (Moi, 1988).  

    Para aplicar la Teoría Literaria Feminista, también se emplean datos sociológicos para valorar los aspectos sociales que refleja la autora (Moi, 1988), en el caso de Reencuentro de personajes, Elena Garro polariza muy bien a las clases burguesas dominantes contra las clases bajas que no logran obtener justicia ni emancipación de las primeras; para las mujeres, es incluso aún más definida la línea de desigualdad: “…Las mujeres que no somos como Cora y que entramos en este círculo estamos perdidas… Perdidas para siempre. Dicen que ha cambiado la moral, no es cierto. A las mujeres que se equivocan, como nosotras, nos marcan con la letra escarlata y es inútil huir.” (Garro, 250).

Como el texto literario nace dentro de un contexto específico, se encuentra influido por la ideología hegemónica de la sociedad en la que surge, en este caso, Elena Garro vivió el machismo de primera mano en su matrimonio. Asegura Toril Moi que en este discurso machista, la mujer es representada como la imagen negativa del hombre; la ausencia, la negación, un hombre menor: en la obra hay un par de diálogos en los que Frank representa este tipo de discurso: “Las mujeres son despreciables, sólo piensan en componerse para atrapar macho” (Garro, 37). En este primero, asume que las mujeres tienen como objetivo complacer y estar a la disposición de los hombres porque solo de esa manera son validadas. La aprobación de un hombre, parece ser la máxima expresión de éxito. 

 En otro fragmento menciona que “el cuerpo masculino es mucho más bello que el femenino” (Garro, 30); este puede ser tal vez una referencia a la homosexualidad del personaje (que no por eso es un personaje menos machista y misógino) pero definitivamente una expresión más del enaltecimiento de la figura del varón y el posicionamiento de lo masculino como superior ante lo femenino. 

De Beauvoir asevera que a lo largo de la historia, las mujeres han sido reducidas a meros objetos de los hombres: no se construyen como individuas, sino como el “Otro” del hombre. Se les ha negado el derecho a su propia subjetividad y a ser responsables de sus propias acciones. En Reencuentro de personajes esto define de manera muy clara la vida de Verónica. Se encuentra atada de muchas maneras a Frank, y a pesar de desear escapar e intentarlo, no logra hacerlo por la posición en la que está. De Beauvoir afirma que si se compara a la mujer con el macho (hombre/varón), éste aparece como un ser infinitamente privilegiado; su cuerpo sexuado no interfiere con su vida, decisiones u oportunidades. En el caso de Verónica, todo lo que le sucede parece estar determinado por su sexo y su estatus socioeconómico.  

     Las teorías literarias feministas (marxista, queer, estructuralista, etc) convergen en su preocupación por las mujeres en tres dimensiones: escritoras, lectoras y objetos de representación (Golubov, 2011). En este caso, la constante huida y violencia que se representa y construye en la novela, es un mecanismo de exposición de las experiencias y conocimientos de la autora; quien en vida, experimentó persecuciones y censura en su producción artística por parte de Paz y el gobierno. En la dimensión de la mujer lectora, el análisis desde una perspectiva feminista es sencillo; para abordar las obras desde esta teoría, está permitido recurrir a la subjetividad y el conocimiento propio de las estructuras, lo cual simplifica la identificación de ciertos discursos y mecanismos de opresión plasmados en la literatura.  

Al abordar esta obra y su recepción desde la perspectiva feminista, es posible evidenciar recursos críticos de Elena Garro hacia la misoginia y la violencia patriarcal en México mediante el análisis del discurso. Como se afirma en la Teoría Literaria Feminista y la Crítica Literaria Feminista tanto de Golubov como de Moi, para abordar las obras desde esta perspectiva es necesario tomar en cuenta y validar el conocimiento empírico, experiencias y subjetividades tanto de la autora, como de la lectora, en lugar de la crítica y el análisis. La subjetividad femenina se ve devaluada y descalificada debido a que la demandada “objetividad”, dentro del sistema patriarcal, se refiere a la subjetividad masculina. Aquella objetividad que las mujeres para alcanzar deben olvidar y omitir sus experiencias, sentimientos y violencias de las que han sido víctimas. 

 La Teoría y Crítica Literaria Feminista propone una nueva aproximación a las obras escritas por mujeres, donde se tome en cuenta el género de quien toma la pluma, junto a todas las experiencias y conocimiento adquirido para interpretar lo que la obra intenta decir, expresar o denunciar. Elena Garro en Reencuentro de personajes sí escribe desde sus experiencias, quejas y errores. Como mujeres, al estar atravesadas por tanta violencia, es casi inhumano mantener la mano propia lejos de la pluma que construye el texto. 

El detonante de todas las acciones es el rencor y el odio. Verónica no quiere estar cerca de Frank; aunque en momentos él le provoque pasión, solo es utilizada como escudo, como paño de lágrimas y un objeto de desquite sexual. Una compañera de viaje que únicamente está porque no tiene otra opción; ya que es una mujer adúltera y sin dinero en un continente lejos de casa.


Notas

1Se utiliza el plural femenino cuando se aborda a una mayoría de mujeres o se habla específicamente de ellas. Esta herramienta de representación se toma de la propuesta de María Cristina González y Yamile Delgado de Smith en su trabajo Lenguaje no sexista: una apuesta por la visibilización de las mujeres (2006).


Bibliografía

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Fariña Busto, M. y Suárez Briones, B. (1994). La crítica literaria feminista: una apuesta por la modernidad. Semiótica y Modernidad, 1, pp. 321-332.  

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González, M. C. y Delgado de Smith, Y. (2016). Lenguaje no sexista. Una apuesta por la visibilización de las mujeres. Comunidad y Salud, 14 (2), pp. 86-95.

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Moi, T. (1988). Teoría literaria feminista. Titivillus. 

Rosas Lopátegui, P. (2005). El asesinato de Elena Garro. Periodismo a través de una perspectiva biográfica. Porrúa.


Andrea Monserrath Pérez González es originaria de la Ciudad de México. Estudiante en la licenciatura de Lengua y Literatura Hispanoamericana en la Universidad Autónoma de Baja California. Participó en los foros de LinoTalks: Abortos desde la perspectiva médica; y Daniela Vázquez: Sociología y Feminismo. Actualmente es fundadora y coeditora de Amazonas Editorial; redactora y gestora de redes sociales en Linotopia.


La Lengua de Sor Juana es una revista bimestral del Centro de Posgrado y Estudios Sor Juana ©. Av. Las Palmas 4394, Las Palmas, 22106 Tijuana.